El día que se rompió la fiesta del 50 aniversario de Microsoft

O“¿Nuestro código mata niños, Satya?”

Eso decía la camiseta que cinco empleados llevaron a una junta con el CEO de Microsoft.
Sí, así, sin rodeos.
Y no es un invento. Lo reportó Proceso.

Se la pusieron. Se sentaron juntos.
Y formaron la pregunta que no dejaba espacio para la neutralidad.

Los sacaron.
Y no fue la única vez.

Durante el aniversario de Microsoft, la historia se repitió… pero con más ruido.

¿Qué ocurrió en el aniversario de Microsoft?

El 4 de abril de 2025, la empresa organizó una fiesta enorme por sus 50 años.
Invitaron a todos los pesos pesados: Bill Gates, Steve Ballmer, Satya Nadella.
Mostraron avances en inteligencia artificial y celebraron medio siglo de innovación.

Pero no todos fueron a brindar.

Entre la audiencia, Ibtihal Aboussad, ingeniera de software en la división de IA, subió al escenario.
Esperó el momento exacto.
Interrumpió a Mustafa Suleyman, nuevo jefe de Microsoft AI, mientras hablaba de Copilot.

Gritó fuerte:

“¡Qué vergüenza! Dejen de usar la IA para el genocidio en nuestra región. Todo Microsoft tiene las manos manchadas de sangre.”

Lo reportó Enter.co, junto con el detalle de que no fue la única en alzar la voz.

Minutos después, Vaniya Agrawal, otra empleada, interrumpió un panel donde estaban Gates, Ballmer y Nadella.

“No podemos celebrar mientras contribuimos a crímenes de guerra.”

No improvisaron.
Llevaban meses planeándolo.

aniversario de Microsoft

¿Por qué protestan?

Porque, según una investigación de Associated Press, Microsoft y OpenAI han proporcionado sistemas de inteligencia artificial que fueron utilizados por el ejército israelí para seleccionar objetivos de ataque en Gaza y Líbano.

No se trata de opiniones.
Son contratos firmados. Datos almacenados.
Acciones documentadas.

Infobae y EFE también reportaron que la nube de Microsoft alberga más de 13.6 petabytes de datos del ejército israelí, y que la empresa mantiene un contrato por 133 millones de dólares con el Ministerio de Defensa de Israel.

Todo eso no es menor.
Se usa para guerra.
Para decidir a quién se ataca.
A quién se borra del mapa.

¿Y la respuesta oficial?

Fría.
Protocolar.
Corporativa.

Mustafa Suleyman se limitó a decir: “Entiendo tu protesta.”
Después, el personal de seguridad retiró a Aboussad.

En un comunicado, Microsoft dijo —según Telediario—:

“Proporcionamos muchas vías para que todas las voces sean escuchadas. Es importante que esto se haga de una manera que no cause una interrupción de los negocios.”

Parece que la prioridad fue que el evento siguiera.
Que nada estorbara.
Que los aplausos no se detuvieran.

¿Esto ya había pasado?

Claro.
En octubre de 2024, dos trabajadores fueron despedidos por organizar una vigilia no autorizada por víctimas palestinas, según Proceso.

En febrero, durante otra protesta, cinco empleados se formaron con las camisetas de la frase incómoda.
El resultado fue el mismo: los sacaron de la sala.
AP News lo cubrió a detalle.

Esto no es nuevo.
Viene de lejos.
Y se acumula.

¿Qué dijeron las empleadas?

Aboussad envió un correo masivo a cientos de colegas.
Contó que habló porque no podía seguir en silencio.

“Tras enterarme de que mi organización impulsaba el genocidio de mi pueblo en Palestina, no vi otra opción moral.”

También denunció que empleados árabes y musulmanes han sido sistemáticamente silenciados cuando intentan alzar la voz.

Cuando le preguntaron si temía ser despedida, respondió:

“El miedo a eso no supera el miedo a trabajar en una tecnología que atenta contra inocentes.”

No fue un desliz.
Fue una decisión consciente.
Un acto político dentro del código.

¿Y qué hizo Microsoft después?

Nada.

Siguieron con el programa.
Copilot presentó sus nuevas capacidades.
Gates habló del futuro.

EFE recogió sus palabras:

“Microsoft está al borde de algo aún más profundo que lo que se produjo en los primeros 50 años.”

Mientras eso decía, a metros de él había gente gritando por los muertos.
El contraste fue brutal.

¿Y el resto de empleados?

No todos se quedan callados.
Algunos se están organizando.

El grupo interno No Azure for Apartheid ha crecido a más de 500 personas, según La Chispa.
Son quienes están presionando para cortar vínculos con el ejército israelí.

Han enviado cartas.
Organizado actos simbólicos.
Hablado claro.

Y lo seguirán haciendo.

¿Qué deja todo esto?

Una imagen que no se puede borrar.

Durante el aniversario de Microsoft, lo que se esperaba era una fiesta.
Pero se volvió un campo de tensión ética.

La empresa quiere proyectar innovación, futuro, liderazgo.
Pero algunos de sus propios empleados la ven como una cómplice silenciosa de una guerra sucia.

Y no lo dicen en blogs.
Lo gritan en el escenario.
Enfrente de sus jefes.

Eso cambia todo.

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Porque si no entiendes lo que está pasando…
Te va a tocar seguir aplaudiendo mientras otros deciden por ti.

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