El caso del filtro de gordura de TikTok y sus efectos reales

“¿Ya viste el filtro de gordura de TikTok? Sí, ese que usa tu prima para ‘motivarse’…”

Últimamente, todo tiene filtro. Hasta la realidad.

Pero hay uno que se pasó de la raya: el filtro de gordura de TikTok.

Una cosa es jugar con orejitas de perro. Otra, hacer de los cuerpos reales un chiste público.

¿Y por qué me pegó este filtro más que otros?

Porque, como muchísima gente, yo también he tenido mis subidas y bajadas con el peso.

No es drama. Es vida.

De chavito, siempre fui de complexión ancha. A los veintitantos me apliqué y bajé un montón. Me sentía ágil, ligero… hasta galán en las fotos, ¿pa’ qué miento?

Pero después, como pasa cuando combinas edad, flojera para moverse y dietas de TikTok mal explicadas… reboté. Como pelota de yoga.

Hoy estoy tomando acción: hago ejercicio, levanto pesas, como mejor. Y voy con el doctor Pablo Vidal, que me da seguimiento y, de paso, hablamos de tecnología, de salud, de lo que venga.

Así que cuando vi ese famoso filtro “chubby”, lo primero que pensé fue: ah, mira, ahora mi cuerpo es contenido de humor gratuito.

filtro de gordura de TikTok

¿Qué hacía exactamente el filtro de gordura de TikTok?

En esencia: te transformaba.

Mostraba cómo te ves ahora, y luego —¡boom!— te agregaba kilos virtuales.

Todo esto acompañado por la canción Anxiety, de Doechii. Sutil, ¿no?

Según CNN, los videos seguían un mismo patrón: gente flaca jugando al “antes y después”. Primero su cara delgada. Luego, su versión “gorda”.

Y los comentarios… uff.

“Si esto no me motiva a ir al gym, nada lo hará.”

“¡Dios mío, parezco una dona!”

Todo con risas, likes y corazoncitos.

Pero el cuerpo de miles de personas no es una broma. Es su día a día.

¿Quiénes alzaron la voz contra este filtro?

Mucha gente. Pero una de las más claras fue sadiebass16, una tiktoker que lo dijo con todas sus letras:

“Imagina que solo estás navegando y ves a cientos burlándose de un cuerpo como el tuyo. Como si fuera algo vergonzoso. Y encima los comentarios dicen ‘ugh, qué horror’. Lo ves y piensas: ‘yo me veo así todos los días’.”

Según BBC, la científica Emma Beckett, experta en nutrición, fue durísima con el tema:

“Esto refuerza estereotipos tontos sobre cuerpos grandes. Como si fueran sinónimo de flojera o fracaso. Es una regresión gigante.”

También dijo que este miedo al peso engorda algo más que la panza: engorda los problemas mentales.

Trastornos alimenticios. Obsesión con la comida. Adicción a las dietas extremas.

Lo mismo advirtió el psicólogo Simon Wilksch, citado por Firstpost:

“Este filtro no solo pone el foco en la apariencia. Se burla de ella. Se burla de quienes tienen un cuerpo grande. Es ofensivo y perturbador.”

¿Y TikTok? ¿Se hizo el loco o actuó?

Actuó. Pero no al principio.

La presión vino primero de los usuarios. De los activistas. De quienes empezaron a gritar: esto no está bien.

Solo entonces TikTok respondió.

Primero, eliminaron el filtro. Después, bloquearon los videos que lo usaban, especialmente en cuentas de adolescentes.

Y luego se deslindaron.

Dijeron que el efecto en realidad venía de CapCut, una app hermana de TikTok, ambas propiedad de ByteDance. Según Hindustan Times, TikTok lo explicó así:

“Estos efectos no fueron subidos directamente a TikTok. Venían de CapCut. Ya fueron eliminados por allá también.”

De paso, activaron un mensaje de advertencia cuando alguien busca el filtro:

“Eres más que tu peso. Si tú o alguien que conoces tiene dudas sobre la imagen corporal, busca ayuda. No estás solx.”

¿Pero este caso es solo un filtro más, o es la punta del iceberg?

Es la punta. Clarito.

El caso del filtro de gordura de TikTok es solo un reflejo de una bronca más grande.

Vivimos en una guerra constante entre la apariencia y la salud mental.

Lo dice News18: estos contenidos virales golpean más fuerte a los adolescentes. Porque están formando su identidad. Y lo hacen frente a una pantalla llena de cuerpos editados.

Y lo confirma la Organización Nacional de Trastornos Alimentarios: entre 2000 y 2018, los trastornos alimenticios se duplicaron en el mundo.

La presión de “verse bien” ahora viene con filtro. Pero la ansiedad es 100% real.

¿Qué hacemos ahora con todo esto?

Pues lo primero es no reírnos cuando un cuerpo real aparece como meme.

Lo segundo es dejar de usar filtros como si fueran verdades.

Y lo tercero, muy importante: hacer conciencia, no culpa.

Yo no voy a dejar de usar TikTok. Ni tú. Pero sí puedo cuestionar lo que veo.

Sí puedo cuidar lo que comparto.

Y sí puedo decir: mi cuerpo no es entretenimiento ajeno.

Hoy estoy trabajando en sentirme bien. No perfecto. No “instagrameable”. Bien.

Y si tú estás en eso también, aquí va un consejo directo: no dejes que un filtro te diga lo que vales.

Y ya que estamos hablando sin filtro…

Si te interesa este tipo de temas, yo mando un mail diario a las 3:30 pm.

No filtro nada. Hablamos de productividad, inteligencia artificial, cosas que me ayudan y cosas que vendo (porque también hay que comer).

Son mails cortitos, dos minutos máximo. Se leen con un café o mientras esperas que el microondas suene.

Y lo mejor: no te cambio la cara. Te digo las cosas como son.

Nos vemos ahí.

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