El temor a la desinformación en las elecciones ha sido uno de los temas más comentados desde la aparición de la IA generativa. Muchas personas imaginaron que los deepfakes y las campañas de desinformación, alimentadas por IA, serían una herramienta decisiva para influir en los resultados de votaciones importantes. Sin embargo, investigaciones recientes del Alan Turing Institute en el Reino Unido, publicadas en agosto de 2024, sugieren que la realidad es más compleja. Las elecciones en EUA han demostrado que los efectos de la IA no siempre son los que se temían, según explicó Sam Stockwell, uno de los investigadores del instituto.

En varias elecciones recientes, como las de Reino Unido, Francia y el Parlamento Europeo a principios de 2024, no se ha observado un impacto significativo de los deepfakes generados por IA en los resultados. Los actores estatales, como Rusia, han optado por métodos más tradicionales, como el uso de bots sociales para generar confusión, en lugar de recurrir a la IA de manera directa. Las elecciones en esa región son un ejemplo de cómo estas tácticas, aunque efectivas en ciertos casos, no han dominado el panorama electoral.

Una de las principales preocupaciones en EE. UU. es cómo manejar la IA en las próximas elecciones presidenciales. Con la contienda entre Donald Trump y Kamala Harris a menos de un mes, expertos como Sam Stockwell destacan que las tácticas más tradicionales, como los bots que influyen en redes sociales, siguen siendo el principal riesgo. Sin embargo, los procesos electorales en EUA nos muestran que los deepfakes no han sido el factor decisivo que algunos esperaban, una afirmación respaldada por estudios recientes publicados por el Alan Turing Institute.

Medidas preventivas ya están en marcha en estados como Arizona y Colorado, que están llevando a cabo simulaciones de escenarios extremos con IA en sus oficinas de votación. Además, se ha enfatizado la colaboración entre plataformas de redes sociales, equipos de seguridad en línea y organizaciones de verificación de hechos para evitar la diseminación de información falsa. Estas iniciativas, que comenzaron en marzo de 2024, reflejan que las elecciones en esta parte del mundo están sirviendo como un laboratorio para mitigar el impacto negativo de la IA.

Elecciones en EUA: ¿qué podemos aprender?

El papel de la IA en las campañas políticas está en debate. Por ejemplo, Donald Trump utilizó imágenes generadas por IA para sugerir que Taylor Swift lo apoyaba, lo que fue rápidamente desmentido por la cantante. Esta estrategia de utilizar deepfakes en campañas publicitarias es un área gris que aún carece de regulaciones claras. Las elecciones en EUA sugieren que es crucial establecer lineamientos sobre el uso ético de la IA en campañas, según Stockwell.

El “dividendo del mentiroso” es un riesgo real, donde los políticos se aprovechan de la desconfianza pública en la información. Al igual que en otras elecciones, existe el peligro de que los candidatos utilicen la IA para generar escepticismo en torno a contenidos reales. Las elecciones en EUA han mostrado cómo este vacío de confianza puede ser explotado por políticos oportunistas, tal como se observó en varios países europeos a mediados de este año.

Regulaciones y consecuencias futuras en elecciones

A pesar de los esfuerzos por contrarrestar la desinformación, aún queda mucho por hacer. No existe un consenso global sobre cómo deben regularse los deepfakes y otros usos de la IA en contextos electorales. Estos procesos nos enseñan que la falta de pautas claras puede permitir que se normalicen estas prácticas, lo que dificulta la capacidad de los votantes para distinguir lo real de lo falso, según Stockwell.

Todo indica que estamos solo al principio del papel de la IA en las elecciones. Mientras que las elecciones en esa región han demostrado que la IA no siempre tiene el impacto que se esperaba, es evidente que a medida que las tecnologías mejoran, los riesgos evolucionarán. Estados Unidos debe aprender de estas experiencias para estar mejor preparado en el futuro.

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