Mucha gente me ha preguntado, ¿tal marca es Hi-Fi o es High End? La respuesta siempre será subjetiva. Hagamos un breviario histórico
Recordemos que High Fidelity fue un término mercadológico de finales de los años cuarenta y principios de los cincuenta que describía equipos y discos capaces de reproducir sonidos “lo más fieles posibles”, un tanto con la idea de distinguir esta oleada de nuevos equipos muy distintos y superiores en calidad a las transmisiones de radio AM y a los viejos vinilos de 78 rpm. High Fidelity trajo mayor rango de frecuencias y muchísima menor distorsión. Es el momento en que aparecen componentes “separados” con tal de hacerle justicia a las nuevas grabaciones musicales, entonces encontramos nuevas tornamesas, reproductoras de cinta de carrete abierto, amplificadores y cajas acústicas con mejor diseño, mayor calidad de construcción y evidentemente un precio mayor. Hi-Fi significó un parteaguas entre los viejos fonógrafos y los nuevos equipos que se fueron instalando en los hogares norteamericanos y europeos de mediados del siglo pasado.
Es la época gloriosa de marcas como McIntosh y Marantz (eternos rivales), pero notamos el ascenso de otros nombre como Altec, H.H Scott, Fisher, Harman, Quad, Tannoy, KLH, Acoustic Research y más. Muchos años después, en 1973 el Deutsches Institut für Normung (DIN – Instituto Alemán de Normalización) estableció la norma DIN 45500 donde se fijaban las especificaciones mínimas en cuanto a ruido, distorsión y respuesta de frecuencia para que un equipo pudiera ostentar la etiqueta Hi-Fi, esto funcionó durante algún tiempo pero años después, todas las marcas se apropiaron del termino, así esta norma se diluyó.
No me voy a clavar en viejas historias, sólo es un preámbulo para saber de dónde salen estas palabras.
¿Qué es High End?
High End es una forma de referirse a productos premium ultra costosos y lo vemos aplicado a muchas industrias, lo mismo en yates, relojes, ropa o muebles. Pero es en la década de los ochenta cuando se empieza usar este término para distinguir a pequeños fabricantes de audio que hacían desarrollos de muy alto nivel técnico, generalmente combinados con un diseño industrial exquisito, es el momento de marcas como Bowers & Wilkins, Mark Levinson o Krell. Su excepcional desempeño hizo que incluso muchos estudios de grabación profesionales los usaran como componentes para monitoreo.
A finales de los ochenta y principios de los noventa es del esplendor del High End Audio, pero también vemos cosas absurdas y desproporcionadas. Llegan equipos de ¡50 mil, 100 mil, 200 mil dólares! La economía genera un montón de nuevos ricos en el sureste asiático y en el medio oriente que provoca un mercado “burbuja” que a los pocos años resulta insostenible. En esos pocos años muchas marcas hacen “su agosto” y se vuelven ricos vendiendo productos absurdamente caros. El asunto es que la crisis mundial golpea los mercados y antes del año 2000 muchas de esas firmas desaparecieron.
Todo el High End es HiFi, pero no todo el Hi-Fi es High End
Hoy día la distinción sobre lo que significa Hi-Fi y High End tiene más que ver con la filosofía de una empresa, con el tamaño de sus operaciones, con su preocupación por el diseño industrial, por el uso de componentes electrónicos ultra seleccionados y evidentemente por el precio que hay que pagar por uno u otro equipo.
Hasta hace unos años (15- 20, tal vez) era claro distinguir tres categorías en cuanto a sistemas de audio residencial:
Sonido básico, proveniente de marcas de consumo como Sony, Samsung, Panasonic, LG, etcétera. Se trata de empresas generalistas que lo mismo producen licuadoras, hornos, televisiones o bocinas.
Mid-Fi, equipos de compañías que se dedican exclusivamente a la producción de sistemas de audio como Onkyo, Pioneer, Denon, Marantz, Harman Kardon y muchas más.
High End, pequeñas empresas que fabrican casi de manera artesanal y bajo demanda, con muy poco stock y que normalmente tienen un gurú técnico en cuestiones de audio y acústica. Están muy preocupados por el diseño y la estética de sus componentes. Es así que descubrimos marcas como Meridian, Audio Research, Sonus Faber, Hegel, VTL y más.
Y decía que esto era hace 15-20 años porque las cosas vienen cambiando drásticamente. El ascenso de las start ups hace que desde hace un lustro veamos marcas que tienen preceptos High End a precios HiFi: IFI Audio, Schiit, Wyred 4 Sound, NuForce, Peachtree y muchas más.
El High End tiene como propósito la de emular de manera más cercana una grabación musical dentro de nuestra sala doméstica. Algunos dicen que se trata de acercarse lo más posible a una interpretación musical en vivo.
El High End es un vicio muy caro. La gente invierte muchísimo dinero en la búsqueda de esta perfección emocional: cables de 8000 dólares, racks de 4000 dólares, bocinas de 20,000 dólares o DAC´s (convertidores digitales analógicos) que superan los 10,000 dólares.
Sin embargo y afortunadamente hoy existe la posibilidad de hacerse de un sistema de audio de excepcionales credenciales con muy poco dinero, este es el beneficio de la globalización y de nuevos y muy jóvenes diseñadores de audio que están haciendo cosas maravillosas alrededor del mundo y vendiéndolas a precios muy decentes. Sólo les diré que hay que buscar para encontrar joyas en Canadá, Alemania, Holanda, Estados Unidos, incluso en China y en México. Con 2000 dólares puedes conformar un sistema de audio de notable desempeño. Te lo aseguro.
Hay que recordar que el audio es sólo una manera de acercarse a la verdadera experiencia: la música.
Es en la música donde encontraremos el placer y la emoción. No lo olvidemos.
Si necesitas ayuda para conformar un sistema de audio premium que te haga gozar de tu música favorita, búscame, yo puedo ayudarte. En Twitter como @eliseovega o en el correo ev@smarthifiles.com
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