Stablecoins en Latinoamérica: tecnología que ya no se puede ignorar

Las stablecoins en Latinoamérica ya no son una promesa lejana. En la región están resolviendo problemas reales, desde remesas hasta inflación. Esta columna reúne ideas clave del evento de Mastercard, con reflexiones sobre regulación, adopción y el papel estratégico de estas monedas digitales en nuestra región.

Stablecoins en Latinoamérica: tecnología que ya no se puede ignorar

La primera vez que escuché a alguien hablar de stablecoins con verdadero entusiasmo fue en una junta donde, para variar, el café era pésimo.

Pero fue en este evento acá en el Mastercard Innovation Forum 2025 donde me cayó el veinte: no es humo. Es infraestructura en formación. Y está avanzando más rápido de lo que muchos imaginan.

Raj Dhamodharan, Executive Vice President, Blockchain and Digital Assets en Mastercard, uno de los ejecutivos clave de la firma, comentó en varios espacios (conferencias, mesas redondas y una entrevista que me dio) con la calma de quien ya ha explicado esto mil veces, pero con la claridad de quien todavía lo considera urgente. La conversación me pareció tan interesante, tan cargada de capas estratégicas, que terminó dándome material para varias piezas. Incluso llegué a pensar que quizá mis preguntas lo incomodaron un poco… aunque francamente, nunca fue esa la intención.

Yo solo quería entender —como muchos allá afuera— si todo esto de las stablecoins en Latinoamérica era una moda… o si realmente estaba pasando algo grande.

Spoiler: está pasando.

Stablecoins en Latinoamérica: no es moda, es necesidad

Uno de los grandes aciertos del evento fue poner los pies en la tierra desde el inicio: no estamos hablando de especulación, sino de resolver problemas que llevan décadas sin resolverse.

En países como Argentina o Venezuela, tener acceso a dólares digitales estables es una forma de sobrevivir la inflación. No lo digo yo, lo dijo Raj con todas sus letras: “La gente no guarda stablecoins por moda. Lo hacen porque no confían en su moneda local.”

Y no es una minoría. En El Salvador, en Colombia, en México… las apps de stablecoins como DollarApp están facilitando remesas, pagos y ahorro en dólares con una velocidad que ni los bancos ni las fintechs tradicionales han podido igualar.

Ese es el punto. Aquí no estamos compitiendo por ver quién tiene la mejor UX. Estamos hablando de acceso. De estabilidad. De confianza.

Y por eso, las stablecoins en Latinoamérica se están consolidando como una solución híbrida entre lo financiero, lo tecnológico y lo político.

 

stablecoins en latinoamerica

¿Qué está haciendo Mastercard con las stablecoins (y por qué debería importarte)?

Mastercard no está emitiendo su propia stablecoin. Tampoco está casándose con una blockchain en particular.

Lo que están haciendo es mucho más inteligente: construyendo un puente.

Un ejemplo concreto es el producto Move, que permite enviar remesas usando stablecoins desde Estados Unidos a cualquier cuenta bancaria o wallet en Latinoamérica. ¿El truco? El usuario ni siquiera tiene que saber que hay una blockchain detrás. Solo ve que el dinero llegó más rápido y con mejor tipo de cambio.

En la charla, Dhamodharan también se habló del trabajo con Paxos y del desarrollo de un ecosistema donde las instituciones pueden interoperar entre monedas fiat, depósitos tokenizados y stablecoins. Todo bajo un mismo techo. Todo regulado.

Y ahí es donde Mastercard está jugando una carta poderosa: ser el operador neutral que habilita la red sin querer ser el dueño del dinero.

Esto no es solo tecnología.

Es diplomacia financiera.

Compliance primero, promesas después

¿Y qué pasa con la regulación? Porque sí, el ecosistema cripto ha tenido sus tropiezos.

Aquí es donde la estrategia de Mastercard se vuelve quirúrgica. En lugar de esperar a que cada país tenga leyes claras, están tomando la iniciativa con herramientas como Crypto Credential, que permite validar identidades y direcciones blockchain para cumplir con la famosa “travel rule”.

O sea, si quieres mandar dinero a alguien, ya no necesitas su dirección alfanumérica imposible. Basta con su número de celular o email. Y si ese contacto está verificado en la red, el sistema autoriza la transacción cumpliendo con normativas globales.

Esto no es futurismo. Es algo que ya está operando en Latinoamérica, donde —como bien sabes si lees cómo evitar errores con IA— la confianza no se regala. Se construye, paso a paso, y con protocolos que resistan el escrutinio.

 

¿Quién gana cuando las stablecoins se vuelven invisibles?

Uno de los momentos más reveladores fue cuando se habló de la interoperabilidad silenciosa.

¿Qué significa eso? Que la gente no debería tener que entender cómo funciona una stablecoin para beneficiarse de ella. Igual que hoy usamos tarjetas sin saber qué pasa en el backend, la idea es que los usuarios puedan pagar, recibir o ahorrar sin sentir que están usando cripto.

Ese es el sueño: que las stablecoins en Latinoamérica se vuelvan parte del sistema, no una alternativa marginal.

Raj Dhamodharan lo explicó con un ejemplo claro: un comercio puede recibir pesos, aunque tú estés pagando con stablecoins desde tu wallet. La conversión sucede en segundos, sin fricciones, sin comisiones absurdas, sin volatilidad.

Cuando una tecnología se vuelve invisible, es porque ya ganó.

El dilema silencioso que viene

Pero ojo. Nada de esto está garantizado.

Hay riesgos latentes: fragmentación de regulaciones, concentración en stablecoins ligadas al dólar, exclusión digital para quienes no tienen smartphones o conectividad confiable.

Y, aunque Mastercard está jugando en el lado “bueno”, también es cierto que este tipo de infraestructura redefine el poder.

Quien controla los puentes… controla el tráfico.

Por eso es importante que sigamos hablando de estos temas. Que hagamos las preguntas incómodas. Que entendamos que stablecoins en Latinoamérica no es solo una frase de moda. Es el inicio de una batalla por quién define las reglas del dinero digital en la región.

¿Qué sigue?

Como te decía al inicio, para mí este evento fue una mina de ideas. Pero sobre todo, un recordatorio de que no hay forma de hablar de tecnología sin hablar de su impacto cultural, político y económico.

Si esto te movió algo, te invito a que sigas explorando.

Cada día comparto herramientas, ideas y análisis sobre cómo usar la inteligencia artificial, el blockchain y otras tecnologías sin perder el foco estratégico.
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Porque si el dinero ya es digital… más vale entender las nuevas reglas antes de que alguien más las escriba por ti.

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