Hace un par de semanas compartí que algunas de las razones para suscribirse a servicios de streaming era la posibilidad de mantener entretenidos a los más pequeños. Sin embargo, ¿a qué otro tipo de opción hemos recurrido con este fin?
Por ejemplo, platicando con Edilberto Peña de León, neuropsiquiatra y Director del Centro de Investigaciones del Sistema Nervioso, me comentó que, por el confinamiento, teníamos que ser más flexibles y aumentar una a dos horas diarias de videojuegos.
De hecho, justo por la misma razón se reforzó la venta de consolas siendo una de las más vendedoras la Nintendo Switch. Este equipo lleva poco más de 24 meses consecutivos ubicándose como la consola que más unidades vende en el mundo.
Ahora bien, relacionado con el entretenimiento pero también con la educación en casa, varios tuvimos que dotar a los más pequeños de tabletas o computadoras portátiles.
Tan sólo algunos ejemplos de la decisiones que el confinamiento nos hizo tomar, empero, ¿qué tan preparados estábamos?
¿Por qué lo digo? Bueno, porque desde que arrancó el confinamiento los reportes de aplicaciones maliciosas, robo de información y fraudes por internet han ido en aumento. De hecho, en noviembre pasado la firma de ciberseguridad Avast, reportó el caso de aplicaciones fraudulentas relacionadas con el videojuego Minecraft, las cuales han engañado a millones de usuarios de Google Play.
Estas apps estafan a la gente mediante servicios para personalizar el juego, prometiendo periodos de prueba. No obstante, una vez que el periodo ha terminado la App comienza a cobrar hasta 30 dólares a los usuarios, pero sin su autorización. La idea detrás de la estafa es que el usuario olvida que se suscribió al servicio y nunca se dió cuenta del costo de suscripción.
Este tipo de apps no frenan su actividad sólo con desinstalarlas, sino que hay que ir al menú de Suscripciones de la PlayStore y cancelarlas.
Personalmente tengo instalada la aplicación de control parental en las consolas que usan mis hijos. Con ellas puedo manejar que el tipo de juegos que usen sean aptos para su edad, así mismo, controlo los días y los horarios en los que pueden usar la consola.
En el caso de los teléfonos y tabletas uso el servicio Family Link de Google. Para ello tuve que crearles una cuenta de Google que está ligada a mi cuenta. Así, puedo bloquear el equipo para que lo usen solo en los horarios que tienen permiso y durante no más de dos horas; asimismo, autorizo las apps que descargan y el tiempo que usan cada una de ellas.
Finalmente, tengo una red WiFi basada en equipos Linksys en la que puedo incluir características de control parental para los equipos que se conectan. Así me aseguro que las páginas que visitan mis hijos en los dispositivos de la escuela sean aptas para su edad. al tiempo que se bloquean rastreadores y anuncios.
Quizá, parezca demasiado o incluso luzca muy engorroso configurar todo esto, pero no hacerlo sería como dejar a los niños solos en la calle o como si dejara abierta la puerta de casa para que cualquiera entre. ¿Tu lo harías? Yo no.
El texto es de mi autoría. Fue publicado en mi columna en EMEEQUIS el 3 de diciembre del 2020.
